miércoles, 22 de agosto de 2007

El Test J

El problema de detectar la edad en las adolescentes con las que un hombre se relaciona siempre ha sido un aspecto de suma importancia y ha generado una serie de debates dentro de los círculos masculinos. Las restricciones legales que en los últimos años se han impuesto (aumento de las penas asociadas a delitos de connotación sexual, mayores facilidades para hacer denuncias, entre otras) han puesto la alerta acerca de las consecuencias nefastas que puede generar un affaire con una menor. La existencia de asimetrías de información con respecto a las edades reales de las jóvenes resulta un aspecto de primera importancia, el cual sin lugar a dudas complejiza de sobremanera este proceso de decisión y hace necesario buscar una estrategia que entregue un criterio de elección con ciertas características deseables.

Como respuesta a esta preocupación, diversos autores han tratado de generar métodos para estimar umbrales los cuales permitan decidir si se continúa con la conquista o más bien se abandona dicha empresa. La primera línea de investigación al respecto surgió a mediados de los años ochenta. Dicha corriente fue más bien de carácter normativo y careció de un sustento empírico, colocando la edad de 18 años como el umbral. La justificación estaba fuertemente basada en la normativa referente al cumplimiento de la mayoría de edad y a la necesidad del término de la enseñanza secundaria. Sin embargo, lo arbitrario del criterio anterior fue la principal crítica que motivaría una nueva línea de investigación. Entrados los años noventa, surge una segunda línea de investigación, la cual no coloca un umbral de manera arbitraria, sino que trata dicho parámetro como una variable endógena, la cual puede fluctuar dentro de cierta banda. Dicha banda depende principalmente de las características de ambos individuos involucrados. Variables como el grado de desarrollo físico, el grado de madurez, el nivel de desesperación (intervalo de tiempo sin éxito en cuanto a conquistas), presencia de amigos en el lugar, entre muchas otras, resultan determinantes fundamentales del centro y del ancho de la banda.

A pesar de ser un avance dentro de la literatura acerca de criterios de decisión, el enfoque anterior también padece el problema de arbitrariedad antes señalado, ya que no queda clara la importancia de cada una de las variables dentro de la determinación de los parámetros del ancho y el centro de la banda. Problemas del tipo: ¿Compensaría un alto grado de desarrollo físico un bajo grado de madurez? ó ¿Un alto nivel de desesperación justificaría un bajo grado de desarrollo físico y mental? no están bien resueltos con este criterio. Por otro lado, una característica necesaria en cualquier test de esta clase es su fácil implementación, lo cual estaría ausente en una metodología como ésta.

Como una respuesta a los problemas señalados anteriormente, en el año 2006 un joven investigador del tema diseñó una innovadora metodología que viene a llenar varios de los vacíos existentes en esta materia. Esta metodología ha sido denominada Test J.

La característica principal del Test J es que está basado en una variable totalmente exógena (presencia de vello púbico), por lo que no presenta los problemas de arbitrariedad señalados anteriormente y por otro lado, su implementación es relativamente simple. La idea es bastante sencilla: El hombre tantea a la joven en la zona púbica. Luego, si existe evidencia de la presencia de vello en dicha zona el test nos diría que tal joven está apta para ser penetrada. En caso contrario, es decir, si no existe evidencia de la presencia de ningún vello (nótese que el test indica la no penetración en el caso de que absolutamente ningún vello sea encontrado. La presencia de al menos uno ya sería suficiente para recomendar penetración) el criterio nos dice que esa joven no está apta para el acto.

Como toda metodología, este test también tiene una serie de posibles problemas en su diseño e implementación, dentro de los cuales están:

  • Sesgo de Selección: La estimación es realizada sólo para aquellas jóvenes que se dejan tocar la zona púbica. Luego, la estimación está sesgada y es inconsistente. Una solución es usar la Metodología de Heckman en dos etapas para estimar el umbral condicional a la probabilidad de que una joven se deje tocar dicha zona.
  • Error Tipo I: Rechazar cuando debería aceptar. Es cierto que el lamento ex post del investigador puede ser grande al darse cuenta que dejó escapar una oportunidad de oro para satisfacer sus deseos. Sin embargo, este tipo de error no tiene consecuencias graves en términos de juicio por parte de terceros (burla de amigos, cárcel, castigo social, etc.).
  • Error Tipo II: Si bien es cierto que el error tipo I (rechazar cuando debería aceptar) tiene consecuencias para el que realiza el test (pierde una posibilidad de polvo como fue antes señalado), el error tipo II (aceptar cuando debiese haber rechazado) genera consecuencias mucho más graves, como por ejemplo penas de cárcel, castigo social y peso en la conciencia.
  • Presencia de Valores Extremos (outliers) en la Muestra: El investigador debe estar muy atento para darse cuenta cuando está frente a valores extremos (outliers) de tal forma de darles un trato especial, con el fin de que sus estimaciones sean robustas. Casos típicos de valores extremos: Menor de edad con zona púbica frondosa y mayor de edad lampiña y/o depilada en la zona en cuestión.
  • Problemas de Implementación: Un último aspecto se refiere a la implementación en la práctica. Es posible que el criterio fracase una vez que se ha tanteado, pasando a aceptar la penetración independiente de la presencia o no de vello púbico, debido al aumento de la temperatura del investigador.

Hasta el momento este test ha sido presentado sólo como un avance teórico y su uso ha estado estrictamente restringido al mundo académico, debido principalmente a los problemas descritos anteriormente. A pesar de lo anterior, varios investigadores de tendencia más empírica han realizado experimentos piloto (a través de procedimientos de Monte Carlo y Boostrap) para estudiar las propiedades asintóticas del test J, encontrándose resultados bastante heterogéneos. Dichas experiencias preliminares serán el tema principal de nuestra próxima publicación.

1 comentario:

Nicolás! dijo...

Excelente iniciativa, espero que el Test-J se perfeccione para que todos podamos usar sus métodos.
A todo esto ¿a qué investigador se refiere la "J" del test-J? no se me ocurre.
Saludos!